viernes, 14 de junio de 2019

MANIFIESTO "EN EL CAJÓN DE LOS SUEÑOS" Por Bernardo Ángel Saldarriaga


Definirme como poeta que no sé
Ahuyentador de circunstancias vanas
Prendado de mi enaltecedor dolor
Supuro fresco
Ansiado, no reverenciado
Indicado estoy,
no deseado.
Alquilo mi estancia
de noctámbulo vivo
Y entre muerto y realizado
lanzo uno de mis últimos suspiros
Cada día me sistematizo
en el cajón de los sueños…
y me extiendo indiviso…
¿Oyes pues lo pulcro de esta máquina en mí?
Queda a partir de ti…
Camino la ciudad como un perseguido,
como alucinado,
enloquecido.
En el bolso, tres reblujos de poemas apotegmas
y camellos,
todos translúcidos, desapercibidos, no acometidos.
Esto digo en el baño de mi carne rosa,
de mi puto asombro.
Muy cerca de tu hombro
afeminado hombre;
riesgos que me da la vida por seguirte así…
Me entrevero en ti…
Laico y monje
A un mismo tiempo, puto y seco
elaborado y tierno,
con dos infiernos
Alma génesis de mi entorno
y máscara…
¿Quién mata?
Muriendo no hago bulla
Paso entre la neblina de los escarmentados,
de los no aposentados.
Soy un indocumentado, un fragmentado…
Escribo como una experiencia de muerte
Y si en algo creen en mí,
es porque estoy dividido,
esparcido en los licores del espacio,
en los ligámenes de la tortura…
de la hermosura…
Me construyo un ataúd en las flores secas,
en las hojas muertas.
Soy un rastro
Un epigrama en la nada…
¿Quién me muestra una alborada?
¡Tamaña bobada!
Quién esté libre de escribir
que tire la primera piedra…
Que se desnude como yo
ante el muro del teatro muerto…
y siga siendo loco como siempre,
sino que se extinga
plasmando ofertas y demandas,
en un recordatorio de pías alabanzas…
Gloria al cabeza de fósforo Teatro Ubú
por los siglos y el sigilo…
Aquí no hay mentiras
¡Las verdades humean siempre!

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