Órdenes de ningún lado
¿Qué levantar de lo que no queda?
El olmo ha restringido su bruñido,
se ha vestido de alma castigada
Las letras siguen parceladas
Hendirlas de algún lado
La bestia habla alborotada…
No vivo registrado
Miro las hendijas…
desalentado escribo…
Limo lo que aún queda de exterior a mí
Los siglos se perpetúan en el devenir
Tribunales de guerra con arengas
Absurda existencia
Pago de la nada
La cama, el ataúd
Encartados como tope de su clase
Leyes de novela…
Publicidad del escritor matado
Conoce de la sal
cuando la hemos enterrado
Cadáveres al sol…
Buen recurso la palabra
aunque esté “muerta”
El artista revela celos
En tu cuerpo, mis dedos te penetran
ligeros, tórridos, sepultados
¡Aire, aire y no es leal!
Mira obras para copiar el hoy
¡Ese es su Yo real!
Tramar en la escritura,
es persistente
Abro la ventana.
Por Bernardo Ángel Saldarriaga, abril de 2018
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