Diciembre 31 de 2016
Agradecerles a todos aquellos
que han ofrecido sus desencantos,
sus desamores al Teatro.
Los que han permanecido en soledad
sin reclamar para sí
atributos y bendiciones.
Los que no nos han reprochado
por locos y ciertos,
por desubicados y frenéticos.
A los que arriesgan por nosotros en una obra,
porque su corazón está en vilo también.
Los que como espectadores son actores
Los que se sientan en las gradas
de aquel monumento
y sintiendo, palpitan, gravitan,
esparcen sus desatinos de fe.
Para los que el caos es un poema
Los que no sienten vergüenza
de ser desheredados de la tierra.
Los que tiemblan y sufren
Los que aman desde el fondo de la nada
hacia ellos, nuestras obras.
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