Tomo las riendas de esta escritura ascética
Vuelco mis dedos sobre teclas negras
Aspiro el aire de un travieso
Floto pasando las inquinas
Desaires vierto en mis arrugas
¡Recojan lo que sea!
Ahí les dejo mi bestiario prístino
Mis putrefactas nalgas
Mis coyunturas rotas
Mis amatorios vuelos
¡Estrújenlos! ¡Mastíquenlos o quémenlos!
Mis ojos van más allá de sus consultas
¡Mis ardores los superan en kilómetros!
¡Qué no se redima nada!
¡Qué caigan al cepo del olvido!
¡A la segueta del espacio!
Pasarán por delante de sus belfos
con fuerza de terrícolas
No compondré ningún momento
No rectifico lo que siento
¡Qué amplios se deshagan solos!
En cuanto a estas Obras
No hay manera de esquivarlas
Me tomaron por sorpresa
Me empujaron
De cierta forma me agredieron
¡O nos dejas salir o te ahogamos en la rueca!
¿Qué podía hacer yo invadido de misterios,
miedos y “presencias”?...
Ellas son a su lenguaje como herida a toda carne
Desde entonces ando confundido y algo ebrio.
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