Julio 31 de 2015
Para cuando todo
no sea tan
consagrado,
tan egregio,
tan eficaz…
Para cuando nuestro
titubear
no llegue al cielo.
Para cuando no
seamos calmos
y la donosura se
rompa en añicos.
Para cuando
nuestras conquistas
sean fantasmas demás,
añadiduras y menos.
Cuando nuestra piel
se torne áspera y
seca
y el tono
balbuceante,
la lengua tarjada
de imposibles y
desquicies…
¡Séanos lo
desterrado,
la confusión
abrumadora
de los hechos!
Hasta ahí llego yo
y me retiro de sin
par manera.
¿Estaré en lo
justo,
ejerciendo desde el
nervio central
de mí mismo?
¡Ven a
reconfortarte conmigo y no tardes,
el vuelco de las
palabras es cruel,
dictatorial!
Lo tengo conmigo
y no me sé sereno
para nada,
por lo tanto, avísame
con tu soplo
que desmadeja,
con tus ojos que
serpentean.
Hay flores
desasosegadas
también en el
camino.
Ya vienen por mí
y la máquina marca
sus estertores,
sus animadversiones.
Paralelos no hay
con nadie
La voz no es
celeste todavía,
tiene interiores
paralizantes,
estratagemas de
consumo,
secretos de postura.
¡Tócame por arriba
y por debajo,
a ver qué pasa!
para mirar quién se
incrusta ahí.
De todo y por todo
Es la vida y la
muerte
puesta en ese
refractario,
en ese minúsculo
olvido,
para que a bien lo suenes
cuando lo sientas,
cuando lo creas
conveniente,
insuperable
y tanto más o menos.
Hemos nacido para eso,
¿no es así?
Por ti llora todo
mi cuerpo.
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